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LAS SIETE CATEGORÍAS HUMANAS

  Llevamos una vida mecanicista, tenemos hábitos que repetimos incesantemente; y nues tros hábitos son los mismos de siempre, no los cambiamos: Nos levantamos a tal hora, comemos determinados alimentos, nos acostamos a otra hora; el carril del trabajo es el mismo; decimos lo mismo que siempre, es decir, SOMOS ENTES totalmente MECÁNICOS, no tenemos Conciencia de nosotros mismos.

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos, para dónde vamos? ¿Cuál es el objeto de nuestra existencia? ¿Por qué existimos, para qué existimos? Nada sabe el pobre “animal mecánico” y eso es doloroso. Obviamente, toda ESTA MECANICIDAD ES LUNAR en un ciento por ciento...

ANATOMÍA HIPERDIMENSIONAL DEL HOMBRE

  Ante todo, mis estimables hermanos, es necesario que nos hagamos cada vez más y más conscientes de los Misterios de la Vida y de la Muerte; se hace indispensable comprender lo qué somos, a fin de poder lograr, algún día, una transformación radical dentro de nosotros mismos; eso es fundamental.

Quiero, pues, que todos los hermanos aquí presentes pongan, en realidad, el máximum de atención.

Las distintas Escuelas de tipo Pseudo-Esotérico y Pseudo-Ocultista, sostienen, en forma enfática, que el ser humano posee SIETE CUERPOS: Al primero se le denomina “Cuerpo Físico” (es el famoso “Sthula Sharira” de los Teósofos Orientales); al segundo se le ha denominado, en el Oriente, “Linga Sharira” (es el asiento de la vida orgánica, la parte dijéramos tetradimensional del cuerpo físico); el tercer Cuerpo es “Kamas”, el Principio del Deseo, el famoso “Cuerpo Astral”, citado por los Alquimistas Medievales; el cuarto Cuerpo, según los Indostanes, es el “Mental” le denominan también “Manas Inferior”, en Sánscrito); el quinto vehículo es el Cuerpo Causal o “Cuerpo Arúpico”, como se le dice entre los Teósofos; el sexto Cuerpo es el “Cuerpo Búddhico o Intuicional”, la Conciencia Superlativa del Ser; y el séptimo según los Indostanes, es “Atman”, el Inefable, el Íntimo...

LA POSIBLE UNIDAD DEL HOMBRE

  Señores y señoras, con el mayor placer daré mis conceptos, en relación con el tema de esta noche titulado: “La Unidad del Hombre”. Si existe o no existe. En realidad de verdad, tengo que afirmar en forma enfática, que el Hombre, en sí mismo, es algo que todavía tenemos que crear. Esto quiere decir que el Hombre no existe; algunos pocos Hombres existirán sobre la faz de la Tierra, pero no todos los humanoides intelectuales que viven sobre la faz de la Tierra son Hombres. He venido, esta noche, a colocarnos en el campo de la más cruda realidad.

Temo decepcionarles un poco, pero sería yo un hipócrita sino exteriorizara, ante este honorable público, la realidad, ¿de quién? ¡La que conozco! Creo que cada cual tiene plena libertad para exponer lo que sabe, y yo, naturalmente, no tendré inconveniencia alguna en exponer lo que sé; y eso es todo. Obviamente, el “animal intelectual”, repito, no es Hombre, PARA SER HOMBRE se necesita haber creado los CUERPOS EXISTENCIALES SUPERIORES DEL SER, haber DISUELTO EL EGO ANIMAL y haber aprendido AMAR A LA HUMANIDAD.

EL PROTOTIPO GNÓSTICO DEL HOMBRE REAL

  Distinguidos caballeros y damas: Vamos a dar, esta noche, comienzo a nuestra disertación.

Ciertamente, dentro de cada uno de nosotros hay un enigma que debe ser conocido: ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Cuál es el objeto de nuestra existencia? ¿Por qué existimos, para qué? Estos interrogantes nos invitan a la reflexión.

Si nos llegásemos a conocer a sí mismos, conoceríamos al mundo y al Universo. Es, pues, necesario cumplir con la máxima de Tales de Mileto: “Nosce te Ipsum” (Hombre, CONÓCETE A TI MISMO y conocerás al Universo y a los Dioses)...

En la Sabiduría de Anáhuac se habla sobre el OMEYOCAN, el Lugar Dos, donde todo es Dos, para hacerse Uno y saberse Dos.

FUNDAMENTOS ALQUÍMICOS DE LA GRAN OBRA

  Queridos hermanos,   ¿qué es la GRAN OBRA? Muchos pueden escucharla, pero (y allí está el “pero”), si no realizan la Gran Obra, pierden su tiempo.

No basta, simplemente, tener la Fe; es claro que “la Fe sin obras, es Fe muerta”. La Obra se justifica con la Fe y la FE CON LA OBRA. Lo importante es la Gran Obra.

Si alguien nos escucha y tiene Fe en nuestras palabras, pero no realiza la Gran Obra, se parece al hombre que se mira en un espejo, da la espalda y se va (nada hace, pierde su tiempo). La Fe es maravillosa, pero sin la Obra es muerta. Se necesita que la Fe esté respaldada por la Obra.

En esto del trabajo en la Gran Obra, hay que pensar en muchas cosas. Ante todo, tenemos que CONTROLAR LA LENGUA. En modo alguno debe interesarnos aquello del “dice que se dice”, las murmuraciones, a lo que otros dicen de nosotros, etc...